Un día de septiembre 2016, en un pueblo de Málaga,
cuando la vida y el mundo sigue su dinámica de historias y
acontecimientos yo en silencio observo que Jesús me invita a mirar,a ensanchar mi corazón, a
seguir dejándome mirar por Él, y a
conectar mi vida con los demás.
Hoy recibo un regalo de Dios y una sorpresa bonita y oportuna.
¡Qué bueno y qué
suerte!
Tener la oportunidad de observar unas manos hermosas.
Manos en las que veo plenitud, sentido, vocación, luz, amor.
que saben de la alegría de la angustia y la enfermedad.
Manos que supieron mirar, escuchar,acoger, acompañar y actuar.
Gracias Madre María Padilla por tus manos,por demostrarme que debo seguir el camino
emprendido, siempre con mis manos abiertas a la sorpresa y al Espíritu
Hermosooooooo!!!!
ResponderEliminarDeben ser más que maravillosas las manos de la madre Maria Padilla, para que hayan inspirado unas palabras tan hermosas. Dios las bendiga a ambas y bendiga sus manos, con las que ayudan a hacer de este mundo un lugar mejor.
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