Hoy, como en Emaús, el Señor está en tu camino.  En este tiempo de pandemia, dile con fe:  "Quédate conmigo.  Daré tu vida y tu amor". Emaús, camino y palabra, mesa y esperanza. Que seamos... bendición desde la escucha acogedora, la gratitud por todo lo que recibimos como don y el compartir cada día lo que somos y tenemos.

Lo que más me gusta de Tomás, no es su incredulidad ante lo que escucha, su miedo a vivir, su resistencia a admitir la vida, sus palabras desafiantes... lo que más me gusta de Tomás es que yo también puedo ser como él.

Qué la resurrección siga aconteciendo! Esperamos contra toda Esperanza!

Hoy es día de ACOMPAÑAR A MARÍA, nuestra MADRE, en su SOLEDAD.  Es día de SILENCIO, reflexión, de ESPERA ESPERANZADA. Acompañamos su sufrimiento, su dolor y con Ella el de tantas personas que están perdiendo en estos meses a sus seres queridos, sin poder despedirlos. Mi corazón se une a ellos y pide su consuelo y fortaleza a través de la oración. El AMOR todo lo cree POSIBLE y SIEMPRE ESPERA!!

Contemplamos tu cruz Señor...  Abrazados al árbol de la VIDA... Nos encontramos a los pies de la cruz.. en  este Viernes Santo   tan especial rezamos la pasión de Cristo y la de rostros concretos:  - El rostro de los ancianos que se sienten expuestos a la muerte. - El rostro de cansancio de los trabajadores de la salud y servicios básicos.  - El rostro de angustia de los migrantes y personas en situación de calle.  - El rostro de las personas que no pudieron despedir a sus muertos.  - El rostro de las mujeres víctimas de la violencia de género confinadas con sus agresores. ¡Perdónanos Señor!

En el Día del Amor fraterno, Jesús nos invita a sentarnos a su mesa y a compartir el pan y la vida, sirviéndonos unos a otros con amor.  Esta noche durante la cena, enciende una vela como signo de una nueva fraternidad que quiere alumbrar esperanza al mundo. Día de agradecer tanto bien recibido.  AMOR hasta el extremo , AMOR que se entrega todo para todos.

A pesar de todo, hoy es fiesta.  Jesús llega a la ciudad y a cada casa. “Por eso Jesús es el Bendito que Viene en Nombre del Señor. Es el que viene a mostrarnos que nuestro Dios es un Dios de personas y no de lugares, que nuestro Dios no está en lugares sino, especialmente hoy, en los cuerpos sufrientes”