Navidad
misionera, saliendo al encuentro de los hermanos en, plazas y calles. En la
sencillez de la calle, la soledad y el dolor presente en muchos de estos
lugares hemos descubierto a Jesús que nace como esperanza para todos sin
distinción.
No tenemos dudas de que el
mundo unido es posible. Sólo hay que ponerse a trabajar en serio y descubrir juntos
qué hacer para realizarlo.
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