Ante un año que se nos cierra y otro nuevo que se nos abre, la palabra y actitud adecuadas son siempre las mismas: ¡gracias! ¡gracias! ¡gracias! ...cuántos momentos para envasar siempre! Memoria agradecida. Y reconocimiento del paso de un Dios que quiso habitar entre nosotras. Es tiempo de balances, de proyectos y de sueños, pero lo que contará, al final, será el Amor. Que ése sea nuestro propósito para ayudar a los demás y para transformar el mundo.